Desde muy pequeño Caxigueiro tuvo una inclinación artística que se inició en los talleres de alfarería a los que asistía ya en sus años escolares. Pasó su adolescencia en Mondoñedo donde, junto con Mauro Leiva y Artiaga, trabajaba en cerámica y otras actividades culturales para asistir a concursos y exposiciones.
En 1977 realiza un curso de cerámica en el Seminario de Estudios Cerámicos de Sargadelos y al finalizarlo le ofrecieron un trabajo en la fábrica. Permaneció en ella durante tres años, dos de los cuales los pasa en el laboratorio de diseño y de investigación técnica. Esta estancia influyó notablemente en él, ya que Sargadelos era el único centro de Galicia donde se realizaban investigaciones sobre la cerámica. Aquí Caxigueiro conoció la técnica y contactó con otros artistas que compartían sus inquietudes, según afirmaba en una entrevista: «Allí no hacía trabajo creativo, pero sí un trabajo técnico bastante importante, aparte de estar rodeado por una buena biblioteca y de mucha gente que venía de otros lugares a pasar estancias con alguna beca. Entonces estaba en contacto con artistas plásticos importantes del mundo de la cerámica».
En 1980 abandona Sargadelos para dedicarse a las artes plásticas y terminar sus estudios de Artes Aplicadas, que había comenzado por libre. Una vez concluidos, trabajó para un taller comercial ocupacional con la condición de que le permitiesen utilizar sus hornos. Su labor en el taller era la de realizar los moldes que la empresa posteriormente colaba y decoraba. Con las obras que consiguió hacer nació su primera exposición en la sala del Banco de Crédito e Inversiones de Lugo en 1981.
Se inscribió en la Asociación Gallega de Artesanos (AGA), donde conoció a María Xosé Díaz con quien trabaría amistad debido a que, según él, «era la única que, aunque trabajaba en la cerámica de manera artesanal, tenía unos rasgos distintos respecto al resto». También conoce a los ceramistas Cuiña y Regal. En 1984, gracias a una beca, viaja a Madrid para estudiar nuevas técnicas con el ceramista Alfonso D´Ors. Al volver a Galicia monta su propio taller.
Junto a María Xosé Díaz formó, en 1987, el grupo REMOL, un colectivo de ceramistas que pretendía romper con la realidad existente en Galicia en este medio. Aunque vinculados a la artesanía en cuanto a tipologías y comercialización, se orientaban hacia la producción de un tipo de obra muy personal. A partir de 1989 amplió su horizonte plástico con propuestas en las que incorporaba nuevos materiales y técnicas, abordando proyectos más complejos, como las instalaciones.
Entre sus trabajos hay que destacar las siguientes series: “Guerreiro”, donde asocia los dientes gastados de una excavadora que encuentra en una cantera con los búnkeres utilizados en las guerras mundiales, conformando una alusión antimilitarista del conflicto; “Europa Terapia Puntual”, en la que incorpora el hierro en forma de contenedores modulares que sirven de expositor a la forma «guerreiro» y evocan el anonimato de las víctimas de las guerras, donde pasan a ser meras cifras, perdiendo la individualidad del ser humano; “O Bosque das ausencias”, donde rostros cerámicos deformados y expresivos representan a aquellos que torturan, dominan y asesinan a víctimas inocentes, se trata de una serie muy escenográfica, ya que la iluminación procede de la propia obra y busca que el espectador transite por ella, completando con su presencia el significado de la misma; “A linguaxe da memoria”, inspirada en la destrucción humana y cultural producida en las guerras y, específicamente, en la destrucción de la Biblioteca de Sarajevo, ya que exhibe libros calcinados y mutilados en el suelo o contenedores que aluden a la anulación de las culturas oprimidas y enfatizan su intención de narrar; “Xeografías” tiene su punto de partida en un poema de Caxigueiro donde hace referencia a los lugares, países y pueblos que, distantes entre sí, fueron elegidos en su momento como objeto de represión.
En todas ellas se aprecia la teoría que tiene el artista respecto al arte «como medio de comunicación al servicio de la defensa de culturas minoritarias, de la condena de las agresiones que a diario se realizan contra las libertades, de la protección del medio natural y de la denuncia expresa de la injusticia». A lo largo de su trayectoria ha obtenido diversos premios (Cidade de Lugo, Cidade de Mondoñedo, etc.) y goza de prestigio en el ámbito escultórico de la cerámica española; además, participó en los últimos años en varias convocatorias internacionales que permiten su reconocimiento en el resto de Europa.